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Categoría: Toxicología
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Polonio Elemento químico, símbolo Po, de número atómico 84. Marie Curie descubrió el radioisótopo 210Po en la pecblenda (uraninita), isótopo que es el penúltimo miembro de las series del decaimiento del radio. Todos los isótopos del polonio son radiactivos y de vida media corta, excepto los tres emisores alfa, producidos artificialmente. 208Po (2.9 años) y 209Po (100 años), y el natural, 210Po (138.4 días). 
El polonio (210Po) se utiliza principalmente en la producción de fuentes de neutrones. Puede usarse también en eliminadores de estática, y cuando está incorporado en la aleación de los electrodos de las bujías, se dice que favorece las propiedades enfriantes en los motores de combustión interna. 
La mayor parte de la química del polonio se ha determinado usando 210Po, 1 curie del cual pesa 222.2 microgramos; trabajar con cantidades considerables es peligroso y se requieren técnicas especiales. El polonio es más metálico que su homólogo inferior, el telurio. Como metal, es químicamente parecido al telurio y forma los compuestos rojo brillante SPoO3 y SePoO3. El metal es blando y sus propiedades físicas recuerdan las del talio, plomo y bismuto. Las valencias 2 y 4 están bien establecidas; hay algunas evidencias de hexavalencia. El polonio está colocado entre la plata y el telurio en la serie electroquímica.  
Se conocen dos formas del dióxido: a baja temperatura, amarillo, cúbico centrado en las caras (tipo UO2), y a alta temperatura, rojo, tetragonal. Los halogenuros son covalentes, compuestos volátiles, y recuerdan a los análogos del telurio. 
Nombre 
Polonio 

Número atómico 
84

Valencia 
4,6

Estado de oxidación
-

Electronegatividad 
2,0

Radio covalente (Å)
-

Radio iónico (Å)

-

Radio atómico (Å)
1,76

Configuración electrónica

[Xe]4f145d106s26p4 
Primer potencial de ionización (eV) 

-

Masa atómica (g/mol)

210

Densidad (g/ml) 
9,2

Punto de ebullición (ºC) 
-

Punto de fusión (ºC) 
254

Descubridor
Pierre y Marie Curie en 1898

   

Efectos del Polonio sobre la salud

El polonio es estudiado en unos pocos laboratorios de investigación donde por su alta radioactividad como emisor de partículas alfa requiere técnicas y precauciones especiales de manejo.

El polonio 210 es el único componente del humo de los cigarros que ha producido cáncer por sí mismo en animales de laboratorio por inhalación. Los tumores aparecen con un nivel de polonio 210 cinco veces más bajo que la dosis de una persona que fuma mucho. 

Las tasas de cáncer de pulmón entre los hombres no pararon de ascender desde ser raras en 1930 (4/100.000 por año) a ser el causante número uno de las muertes por cáncer en 1980 (72/100.000) a pesar de una reducción de casi el 20 por ciento de fumadores. Pero durante el mismo periodo, el nivel de polonio 210 en el tabaco americano se había triplicado. Esto coincidió con el aumento del uso de fertilizantes fosfatados por los cultivadores de tabaco. 

El fosfato de calcio acumula uranio y libera gas radón lentamente. A la vez que el radón se desintegra, sus productos secundarios cargados eléctricamente se unen a partículas de polvo, que se adhieren a los pelos pegajosos del envés de las hojas del tabaco. Esto deja un depósito de polonio radioactivo y plomo en las hojas. Luego, el intenso calor localizado en el extremo ardiente de un cigarrillo volatiliza los metales radioactivos. Mientras que los filtros de cigarrillos pueden atrapar los carcinógenos químicos, no son efectivos contra los vapores radioactivos.

Los pulmones de un fumador crónico acaban teniendo un revestimiento radioactivo en una concentración mucho más alta que la del radón residencial. Estas partículas emiten radiación. Fumar dos paquetes de cigarrillos al día imparte una dosis de radiación de partículas alfa de alrededor de 1.300 milirem por año. Como comparación, la dosis de radiación anual del americano medio por inhalción de radón es de 200 milirem. Sin embargo, la dosis de radiación al “nivel de acción” del radón de 4 pCi/L es más o menos equivalente a fumar 10 cigarrillos al día.

Además, el polonio 210 es soluble y circula por el cuerpo a todos los tejidos y células a niveles mucho más altos que los procedentes del radón residencial. La prueba es que puede encontrarse en la sangre y orina de los fumadores. El polonio 210 circulante provoca daños genéticos y muerte temprana por enfermedades que recuerdan a los anteriores pioneros radiológicos: cáncer de hígado y de vesícula, úlcera estomacal. Leucemia, cirrosis del hígado y enfermedades cardiovasculares. 




EL cirujano general C. Everett Koop declaró que la radioactividad, y no el alquitrán, es la responsable del 90% de todos los cánceres de pulmón atribuidos al tabaco. El Centro para Control de Enfermedades concluyó que “los americanos están expuestos a muchas más radiaciones procedentes del humo del tabaco que de cualquier otra fuente”.




Fumar cigarrillos provoca el 30% de todas las muertes por cáncer. Solamente una dieta pobre rivaliza con el tabaco como causa de cáncer en los E.E.U.U., causando un número comparable de muertes cada año. Sin embargo, el Instituto Nacional del Cáncer, con un presupuesto de 500 millones de dólares, no tiene fondos para la investigación del tabaco y el radón residencial como causantes de cáncer de pulmón, presumiblemente para proteger al público de temores infundados acerca de la radiación.  




Efectos ambientales del Polonio 

No se conocen bien las fuerzas ambientales y bioquímicas que pueden tender a reconcentrar estos materiales tóxicos en las células vivas. 

Aunque el polonio se da en la naturaleza, se ha vuelto mucho más disponible para entrar en el agua, la comida, las células vivas y los tejidos a partir de la explosión de la minería que empezó poco después de la segunda guerra mundial.