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Categoría: Medicina Legal
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Los estudios más profundos sobre el tema, llegaron a la conclusión de que un arnés ofrecía menor riesgo de lesiones internas en caso de que se produjese una caída, por la distribución de esfuerzos que éste permitía sobre el cuerpo. Luego, se verificó que algunos elementos de amarre eran mejores que otros, puesto que absorbían mayor porción de la energía cinética desarrollada en la caída y, de esta manera, reducían el impacto sobre el cuerpo de la persona. Es así como nacen los absorbedores o amortiguadores de energía, dando mayor seguridad a una persona que trabaja en altura.

SEGURIDAD EN ALTURA - SU EVOLUCIÓN NATURAL.
Lic. Daniel Enrique Bled
Resistencia - Chaco - Argentina.
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Como sucede en todos los órdenes, cada vez que se busca la manera de resolver una problemática nueva, generalmente siempre se arriba a una solución más efectiva, que nos parece lo mejor y la más adecuada. Sin embargo, pronto notamos que es superada por otra, que complementa o reemplaza a la original. Por lo expuesto, estamos de esta forma, ante una “evolución” en la solución de los problemas y reducción de los accidentes laborales.

Así, comprendemos, en un carácter general, que no existen soluciones completas y drásticas, sino que siempre se trata de una constante y paulatina evolución hacia un estado superior. El análisis del riesgo de caídas de personas en altura, no escapa a esta condición. Es así como hasta hace unos años, este tipo de riesgo era cubierto, en algunos casos de manera satisfactoria, utilizando un cinturón de seguridad y un elemento de amarre para evitar la caída.

Los estudios más profundos sobre el tema, llegaron a la conclusión de que un arnés ofrecía menor riesgo de lesiones internas en caso de que se produjese una caída, por la distribución de esfuerzos que éste permitía sobre el cuerpo. Luego, se verificó que algunos elementos de amarre eran mejores que otros, puesto que absorbían mayor porción de la energía cinética desarrollada en la caída y, de esta manera, reducían el impacto sobre el cuerpo de la persona. Es así como nacen los absorbedores o amortiguadores de energía, dando mayor seguridad a una persona que trabaja en altura.

En respuesta a esta mayor seguridad, surgen las aplicaciones de dispositivos anticaídas o deslizantes denominados equipos salvacaídas, sobre cable de acero en los casos de ascenso y/o descenso lineal (escaleras, torres, postes, etc.) o sobre soga en aquellos casos donde debe permitirse algún desplazamiento lateral (andamios, silletas, postes etc.).

Tiempo atrás ya eran suficientes los progresos que se habían alcanzado sobre la problemática inicial, al punto que hasta se permitió el “lujo” de modificar el planteo inicial: de ¿Cómo cubrir eficientemente el riesgo de caída? a ¿Cómo cubrir eficientemente el riesgo de caída sin que se produzcan accidentes?.

Es aquí donde el proceso evolutivo comienza a barajar términos como líneas de vida fijas y/o desmontables, dispositivos anticaídas retractiles. Evaluando el tiempo que toma el conectarse y/o desconectarse de él o los puntos de anclaje seguros, a lo largo de toda la tarea. Surge así la implementación de líneas de vida fijas en zonas de alto riesgo de caída, por ejemplo, postes, techos, fachadas, cornisas, guías de puente-grúas y, en todo lugar de trabajo donde es necesario el desplazamiento seguro de la persona.

Todos estos sistemas anticaídas de mayor “grado de eficiencia y preventivo”, van dejando atrás al arnés + elemento de amarre, como elementos de protección básica y elemental. Entre estos se destacan aquellos sistemas, que permiten el paso automático por anclajes intermedios sin necesidad de desconexión del elemento de amarre.

De esta forma se logró garantizar la protección durante todas las etapas de la tarea:

  1. Ascenso al puesto de trabajo con elevadores.
  2. Desarrollo de la tarea.
  3. Traslado a nivel seguro.
  4. Descenso.

Para implementar una correcta utilización y elección del sistema de protección a implementarse, es imprescindible realizar una evaluación del riesgo de caída en cada una de las etapas del trabajo en particular, teniendo en cuenta el “grado de eficiencia o prevención” lógica requerida en cada una de ellas.

Una vez decidido el tipo de sistema de protección más adecuado, debe confeccionarse el “plan de seguridad de la tarea” en donde se detalle minuciosamente: Cómo ascender; Cómo y dónde posicionarse durante la tarea y/o traslado; Cómo descender, descenso lineal (escaleras, postes, torres, etc.) o bien con sogas en aquellos casos, donde debe permitirse algún desplazamiento lateral (andamios, silletas, etc.). Es aquí donde el proceso evolutivo comienza a barajar términos como líneas de vida fijas y/o desmontables, dispositivos anticaídas retractiles, entre otros elementos.

Surge así la implementación de líneas de vida fijas en zonas de alto riesgo de caída (por ejemplo, postes, techos, fachadas, cornisas, guías de puente-grúas, etc.) y donde es necesario el desplazamiento seguro de la persona.

De esta forma, y tras varios lustros, la Seguridad en Altura fue evolucionando naturalmente, primero en confiabilidad y luego en eficiencia alcanzando el nivel en que se encuentra actualmente.

En efecto, durante el último Simposio Internacional de Protección Contra Caídas (ISPF) llevado a cabo en Orlando, EE.UU., en octubre del año 2000, el tema de la implementación de sistemas de alto grado de eficiencia, como líneas de vida horizontales fue preponderante en casi todas las disertaciones.

Para los profesionales encargados de la fabricación y uso de estos importantes sistemas de protección personal, son de referencia obligada las normas siguientes:


Además de esta evolución positiva en los sistemas de protección y de seguridad en caídas, el arma más eficaz para resolver el problema continúa siendo el aporte compartido, entre la concientización del riesgo y la capacitación continua del personal.