Manto de Turin Media Commons Teorías sobre la formación de la imagen La imagen en la tela es enteramente superficial. No penetra en las fibras bajo la superficie, por lo que las fibras de lino y algodón no tienen color. Así, la tela no fue tintada, aunque se han sugerido otras explicaciones a la creación de la imagen, tanto naturales como fantásticas.

 

Varios creyentes consideran la imagen como un efecto secundario de la resurrección de Jesús, sugiriendo efectos seminaturales que pudieron haber sido parte del proceso. Estas teorías son inverificables y pueden darse como explicación a cualquier anomalía que vaya contra la autentícidad del sudario, así que desde un punto de vista científico no son una explicación válida, algo en lo cual los escépticos se basan para descartar estas teorías de antemano. Se ha sugerido que el sudario colapsó a través del cuerpo glorificado de Jesús. Quienes apoyan esta teoría señalan ciertas impresiones de dientes y huesos al estilo de los rayos x. Otros sugieren que la radiación provocada por el evento milagroso pudo haber grabado a fuego la imagen en la tela.

Capa de hidratos de carbono

Vista microscópica de contraste fasado de una fibra de la imagen del sudario de Turín. La capa de hidratos de carbono es visible a lo largo del borde superior, pero desaparece en el borde inferior derecho. Esta capa puede arrancarse o retirarse con adhesivo.

Una teoría científica que no descarta la relación del sudario con Jesús, implica a los gases que escapan de un cadáver en las primeras fases de descomposición. Las fibras de celulosa que componen la tela están revestidas por una fina capa de fécula, con fragmentos de almidón, azúcares y otras impurezas. Esta finísima capa (180 a 600 nm) fue descubierta al utilizar un microscopio de contraste fasado. La imagen muestra su parte más fina, la que carga con el color, mientras que la prenda subyacente está sin colorido. La capa de hidratos de carbono sería en esencia incolora salvo en algunos sitios donde un cambio químico le ha otorgado un color pajizo. La reacción implicada es similar a la que tiene lugar al calentar el azúcar para producir caramelo.

R. N. Rogers y A. Arnoldi proponen esta explicación natural en un artículo titulado El Sudario de Turín: una reacción amino-carbonila (reacción de Maillard) podría explicar la creación de la imagen (ver Referencias), que no descarta una invocación sobrenatural ni una intensificación de un proceso natural. Según ella, los aminoácidos del cuerpo humano reaccionan pronto con la capa de hidratos de carbono, antes de que los líquidos producto de la descomposición manchen o dañen la tela. Los gases de los cuerpos muertos son extremadamente reactivos químicamente y al cabo de un par de horas, en entornos como los sepulcros, el cuerpo empieza a producir aminos más fuertes en sus tejidos, como pudriscina y cadaverina. Esto provocaría el color observado en la capa de hidratos de carbono, pero crea preguntas sobre por qué ambas vistas de la imagen son tan fotorrealísticas y por qué no fueron destruidas por posteriores productos de la descomposición (una pregunta obvia si hubo resurrección, o si se retiró el cuerpo de la tela en el momento requerido).

Auto-oxidación

Christopher Knight y Robert Lomas (1997) sostienen que la imagen de la sábana es la de Jacques de Molay, último Gran Maestro de la Orden de Caballeros Templarios, arrestado por herejía en el Templo de París por el rey Felipe IV de Francia el 13 de octubre de 1307. De Molay fue torturado bajo los auspicios del Inquisidor en Jefe de Francia, William Imbert. Sus brazos y piernas fueron claveteados, posiblemente a una gran puerta de madera. Tras la tortura, según Knight y Lomas, de Molay fue postrado en una cama blanda, sobre un trozo de tela; se pasó lo que sobraba de la tela sobre su cabeza para cubrir su cuerpo y se le abandonó unas 30 horas, en estado de coma. El que usaran un sudario se explica porque el Templo de París guardaba sudarios para usos ceremoniales.

De Molay sobrevivió a la tortura, pero fue llevado a la hoguera el 19 de marzo de 1314 junto a Geoffroy de Charney, preceptor templario de Normandía. Jean de Charney, su nieto, murió en la batalla de Poitiers. Tras su muerte, su viuda, Jeanne de Vergy, se halló en posesión del sudario y lo tuvo expuesto en una iglesia de Lirey.

Knight y Lomas basan sus hallazgos en parte en las pruebas del carbono 14 de 1988 y en la investigación de Mills en 1995 acerca de una reacción química llamada auto-oxidación, y argumentan que su teoría concuerda con los datos conocidos sobre la creación de la tela y de los resultados de la datación por radiocarbono.

Algunas personas encuentran un enorme parecido entre este autorretrato de Leonardo da Vinci y el Hombre del Sudario.

De los métodos propuestos por los escépticos sobre la creación de la imagen en la Edad Media, hay quien no duda en considerar al sudario como la primera fotografía del mundo, atribuyendo su autoría a Leonardo da Vinci. Según ellos, la imagen habría sido producida con la ayuda de una linterna mágica, un dispositivo de proyección simple y compuestos de plata sensibles a la luz aplicados sobre la tela. Esta teoría se apoya en el parecido que algunos encuentran entre el famoso autorretrato de Leonardo y la imagen del sudario, pese a que Leonardo nació varios siglos después de la primera aparición documentada de la sábana, si consideramos que la sábana de Turín es la misma que la de Edesa, cosa que algunos expertos dudan.

 

Pintura

En 1977, un equipo de científicos elegidos por el Gremio del Santo Sudario desarrolló un programa de pruebas sobre la tela, denominado STURP (Shroud of Turin Research Project, Proyecto de investigación del sudario de Turín). El cardenal Ballestrero, arzobispo de Turín, otorgó su permiso pese a los desacuerdos internos. Los científicos de STURP dirigieron durante cinco días sus pruebas. En 1979, un miembro del equipo llamado Walter McCrone concluyó, tras analizar las muestras de las que disponía, que la imagen estaba compuesta por miles de millones de pigmentos de menos de una micra. Los únicos fibrilos disponibles para el estudio de las manchas fueron aquellos que quedaron pegados a una cinta adhesiva hecha a medida que se aplicó a treinta y dos secciones diferentes de la imagen (hecho así para evitar dañar la tela).

Según McCrone, los pigmentos son una mezcla de témperas rojo ocre y bermellón. Su grupo de óptica electrónica publicó en cinco artículos los resultados de estos estudios en revistas revisadas por científicos: Microscope 1980, 28, 105, 115, 1981, 29, 19; Wiener Berichte uber Naturwissenschaft in der Kunst 1987/1988, 4/5, 50 y Acc. Chem. Res. 1990, 23, 77-83. Tras conocer la noticia, STURP confiscó las muestras a McCrone y le reemplazaron por otros científicos. En palabras de McCrone, le «expulsaron» de STURP, y es ahora uno de los mayores defensores de la teoría de que el Sudario es una farsa, y sigue defendiendo sus análisis. Raymond Rogers, prestigioso químico de Los Alamos National Laboratory, University of California, poseedor durante un cuarto de siglo de las 32 muestras que él mismo obtuvo de la Sábana Santa, no pudo corroborar (pese a cientos de horas de observación con el microscopio de luz polarizada) los hallazgos de pigmento de óxido de hierro de Walter McCrone sobre esas mismas muestras. Tampoco pudo hacerlo el experto Joe Kohlbeck de la Hercules Corp. al que Rogers solicitó colaboración. A fecha de 2005, ningún otro estudio independiente ha confirmado los resultados de McCrone.

Otros análisis microscópicos de las fibras parecen indicar que la imagen se limita estrictamente a la capa de hidratos de carbono, sin capas adicionales de pigmentos a la vista. Los partidarios de la autenticidad del sudario replican que ninguna técnica conocida de pintura a mano puede aplicar un pigmento con semejante nivel de control sobre una superficie de fibras nanométricas.

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Sudario_de_Turín

Enlaces Interesantes: http://www.scribd.com/doc/7022905/Las-Anomalias-Del-Sudario-de-Turin